Julio Flórez fue uno de los poetas más destacados del Romanticismo en Colombia y en toda Hispanoamérica. Nació en Chiquinquirá, Boyacá, en el año 1867. Desde joven mostró su gran talento para la escritura y la poesía, y se destacó en su ciudad natal como un joven prometedor en el mundo de las letras.
En su época, surgían nuevas tendencias literarias en el mundo como el modernismo, el simbolismo y el parnasianismo, de las cuales surgieron los llamados “poetas malditos”. A pesar de esto, Flórez destacó por su lirismo prolijo, su exagerado escepticismo y su profunda sensibilidad, lo que lo llevaba a veces a estampar lo patético y dramático en sus creaciones, lo cual para su época y escuela, eran requerimientos de consagración.
La producción poética de Julio Flórez es amplia y se recoge en varias colecciones, que aparecen registradas en orden cronológico. Algunas de ellas son: “Horas”, “Cardos y lírios”, “Cesta de lotos”, “Manojo de zarzas”, “Fronda lírica”, “Gotas de ajenjo”, “Flecha Roja”, “¡De pie los muertos!”, “Oro y
ébano” (obra póstuma). Además, se conocen otros 120 poemas sueltos, publicados en distintos periódicos y revistas nacionales e internacionales, y un poema inédito, en manuscrito, titulado “Amor mío!” que reposa en la Casa Museo de Usiacurí.
La poesía de Flórez, que ha sido considerada clásica de la literatura colombiana, es rica en temas como el amor, la muerte, la patria, la religión y la naturaleza. Sus obras más destacadas incluyen “Mis flores negras”, “La araña”, “Idilio eterno”, “Abstracciones”, “Resurecciones”, “La voz del río”, “Reto”, “Altas ternuras” y “Oh poetas”, entre otras.
Flórez falleció en la ciudad de Bogotá en 1923, a los 56 años de edad. Su legado ha sido reconocido y valorado por muchos como uno de los más importantes de la poesía colombiana y latinoamericana.
Su vida y obra se han convertido en un ejemplo para los estudiantes del Departamento de Boyacá, quienes lo ven como un representante de la cultura y el talento de su región.
